En Iquique,
Los ataques peruanos desde tierra
Causaron en la Esmeralda gran mortandad
Y en las maniobras se fundió su última caldera
Quedando la corbeta a merced del mar.
El monitor disparaba sin parar
Y sin dar tregua a los chilenos,
Quienes seguían combatiendo vigorosos
Como si la vida misma estuviera Impregnada
En las maderas y en los cañones
Que buscaban al Huáscar
Sin causar daño alguno.
La resistencia de la Esmeralda
Llenaba de cólera a los peruanos.
"No era posible que aun flotara
Y mucho menos que aun disparara"
La paciencia del comandante Grau
Se agotaba con su artillería.
Dio la orden de espolonear
Poco antes del mediodía.
En Iquique,
Los ataques peruanos desde tierra
Causaron en la Esmeralda gran mortandad
Y en las maniobras se fundió su última caldera
Quedando la corbeta a merced del mar.
El monitor disparaba sin parar
Y sin dar tregua a los chilenos,
Quienes seguían combatiendo vigorosos
Como si la vida misma estuviera Impregnada
En las maderas y en los cañones
Que buscaban al Huáscar
Sin causar daño alguno.
La resistencia de la Esmeralda
Llenaba de cólera a los peruanos.
"No era posible que aun flotara
Y mucho menos que aun disparara"
La paciencia del comandante Grau
Se agotaba con su artillería.
Dio la orden de espolonear
Poco antes del mediodía.